¿Por qué es bueno comer salsa de tomate casera?
Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) y de la Universidad de Barcelona han realizado un estudio donde determinan que el sofrito realizado con ajo, cebolla, tomate, abundante aceite de oliva virgen extra y todo ello cocinado a fuego muy lento por al menos una hora aporta múltiples beneficios para nuestra salud.
Esta salsa no solo es una fuente de carotenos sino que contribuye a la disminución de los biomarcadores inflamatorios además de asociarse con la regulación lipídica. La mayoría de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer se asocian con la inflamación crónica.
El ajo y la cebolla aportan, gracias a sus polifenoles, efectos beneficiosos frente a enfermedades cardiovasculares, cáncer, hipertensión o diabetes pero especialmente la cebolla al ser cocinada como se mencionó anteriormente, a fuego lento por una hora, provoca la liberación de licopeno, fitoquímico antioxidante, por arte del tomate.
Por otra parte, el tomate contiene vitamina C, carotenoides, flavonoides, ácido fólico y minerales, además de bajo contenido en grasas y proteínas, pero sobre todo muy rico en licopeno.
El licopeno es un pigmento vegetal encargado de aportarle el color rojo al tomate y lo que hace que sea especial es que posee propiedades antioxidantes , protege a las células del estrés oxidativo causado por los radicales libres y modula a las moléculas responsables de la regulación del ciclo celular produciendo una regresión en algunas lesiones cancerígenas.
Hay estudios que revelan que el consumo de licopeno redujo en un 45% las posibilidades de desarrollar cáncer de próstata en una población de 48.000 sujetos que tenían en su dieta por lo menos 10 raciones semanales de tomate.
No todos los tomates tienen la misma cantidad de licopeno, evidentemente los que son cultivados al sol en época de verano tienen mucho más licopeno que los de invernadero. Análogamente, tienen más cantidad de licopeno los tomates madurados en la propia tomatera que los que se arrancan verdes y maduran en los almacenes.
Es importante incorporar el aceite de oliva virgen extra en conjunto con el tomate en su consumo porque el AOVE favorece su absorción, pero además, esta absorción intestinal es 2.5 mayor si se consume cuando se calienta, como es el caso de las salsas de tomate caseras y esto es debido a que el licopeno se absorbe mejor a través de grasas y aceites por su liposolubilidad y gracias a la temperatura alta para confeccionar la salsa, se rompen las paredes celulares del fruto que son las que dificultan la absorción del licopeno, aunque en contrapartida se pierde parte de la vitamina C con la cocción ya que es termosensible.
En resumen, pon salsa de tomate en tu vida y no te sientas culpable por consumirla 🙂